domingo, 14 de junio de 2009

El Taller del Músico

La música es la expresión del arte que nos permite llenar nuestros sentidos de los más variados sentimientos a través de las vibraciones expuestas en cada nota. De esta manera los músicos tienen el privilegio de hablar y compartir este idioma universal.

La experiencia sagrada de la creación también sucede en los talleres de los artistas y mi intención es poder comunicarles qué sentimos los músicos en nuestros talleres, en esos lugares donde se destacan la creatividad y la percepción extrema de nuestro sentido auditivo. Particularmente soy un artista pop-rock y esto implica transmitirles mi experiencia con la música desde ese lugar.

Como compositor se vive una relación íntima con la música y esto queda evidenciado en la gran sensibilidad que uno tiene con ella. Me pasó muchísimas veces de terminar en llanto por el sólo hecho de escuchar una melodía. Otras veces como a cualquier persona me tocó sentir la carga emotiva en una escena de una película y terminar de la misma manera. Cuando suceden estas experiencias podemos afirmar que nos sentimos conmovidos por una obra de arte, y estamos reproduciendo en nuestros sentidos la expresión que el artista buscó en su taller.

Si los artistas logramos trascender desde los talleres hacia los sentidos de nuestro público entonces el objetivo primario de nuestro arte estará cumplido. Nuestro taller, en el caso del músico pop-rock, no se limita a un espacio físico sino que se extiende desde nuestros hogares hacia los distintos lugares donde transitamos.

El momento de inspiración puede incorporarse en nosotros en cualquier situación y lugar y uno tiene que estar atento a esta revelación singular. Particularmente pude componer melodías en variadas circunstancias urbanas: caminando por la calle, esperando un tren, viajando en colectivo, etc. Cuando la música fluye lo hace instintivamente y cada melodía se entrelaza hasta formar una estructura de canción. Pero este escenario es secundario y lo cuento de manera ilustrativa.

El taller por excelencia se encuentra en el lugar que nosotros elegimos para componer, donde nos sentimos más cómodos, donde tenemos la libertad de expresarnos, donde contamos con nuestro instrumento. Es en nuestro taller donde gestamos la mayoría de nuestras composiciones. Al formar parte de una banda nuestro segundo taller resulta ser la sala de ensayo. Es ahí el lugar donde llevamos las obras en curso, la compartimos con otros músicos y le terminamos de dar forma y originalidad.

Por lo general las salas de ensayo las alquilamos, ya que tener salas propias es muy costoso. Esta situación puede condicionar al trabajo en el taller, ya que los dueños de las salas de ensayo no
siempre entienden este concepto y no pueden diferenciar al hecho comercial del hecho artístico.
Para que el trabajo en el taller sea productivo necesitamos que muchas cuestiones de audio estén resueltas y sean coherentes con nuestros objetivos. Cuando estas condiciones están dadas es cuando nos permite liberar nuestra creatividad y complementar nuestra visión sobre la obra
en la que estamos trabajando.

Y la obra en nuestro caso es una nueva canción, que la adoptamos y trabajamos sobre ella hasta encontrar la versión que más nos identifica. El trabajo de una banda en el taller puede requerir de la paciencia de un orfebre hasta ver la obra terminada. Se invierten muchas horas de ensayo para que una canción tenga su forma final y pueda ser compartida con los demás. Por eso es importante que cuando nos escuchen tengan en cuenta que detrás de cada obra hay una gran historia que contar. Lo que comenzó como el fruto de la inspiración creadora en un taller, continuó su curso hacia la sala de ensayo y luego de desarrollarlo termina sonando en sus oídos.

Leyendo una entrevista a un artista plástico que se llama Luis Felipe “Yuyo” Noé contaba lo siguiente: "Una obra cuando está terminada es como un hijo que se va de tu casa."

Les aseguro que cuando uno enseña su obra a los demás siente que está compartiendo una parte de su vida, la más sincera de todas, la que nos recuerda a la creación misma, y esto ennoblece nuestra propia existencia y nos dá renovados motivos para seguir adelante.

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